Encontrar su camino.

Nuestro camino! Es difícil encontrarlo claramente y rápidamente. En nuestros sueños de niñas todo parece tan obvio: vamos al colegio, elegimos lo que queremos ser cuando grandes, vamos a la universidad, encontramos a nuestro príncipe azul y llegan los niños y un trabajo de sueños. Todo en su perfecto orden, una cosa detrás de la otra. Probablemente más de alguna mujer logra vivir estos momentos cada uno en su momento, pero no yo.  Más bien yo he vivido estos momentos todos mesclados.

Nunca pude lograr saber lo que realmente quería hacer en la vida, si estudiar para ser profesora o aprender sobre la moda, la venta, pensé en la informática pasando por el teatro, entre otras ideas locas. Como pueden ver es un poco complicado poner orden en mis ideales. Buscando mi camino hice mi vida, mi vida de hoy.

Probando cada posibilidad, una a la vez, guardando las que funcionaban y desechando las que no. Para encontrar nuestro camino hay que probar, dejar de lado el miedo y simplemente lanzarse.

El camino más claro que he encontrado en mi vida es el camino de la maternidad. Mis niños ocupan un lugar tan importante en mi vida. Cuando decidimos con mi marido ser papas nunca imaginé lo que esta decisión significaba. Yo quería ser una mama perfecta. Yo caminaba en una nube con mi guatita feliz! Imaginándome mi futura de mama, llena de alegrías y nuevos desafíos. Yo creo que este camino de la maternidad me ha servido para conocerme mejor. Hay gente que viene a este mundo con sus caminos y sus destinos ya dibujados en su mente (que suerte!). Ellos saben lo que quieren en sus vidas, lo que quieren estudiar, donde quieren trabajar, a qué edad se quieren casar y en el momento exacto en el cual los hijos llegaran. Cuando veo este tipo de personas, me parece estar viendo una película.

En mi caso, mis hijos me han ensenado a conocerme mejor. Me han ensenado a crecer y madurar cada día. Cuando tuve a mi primer niño, yo estaba lista a ser : “la mejor mama de este mundo” tenía una sonrisa de oreja a oreja, tenía a mi niño en mis brazos y a mi príncipe azul a mi lado, que más pedir! Y en ese minuto entro la enfermera y me pregunto: “Señora cambio al niño de panales?” euh??!!! Verdad! No solo hay que mirarlo a este pequeño ser… Y así por la primera vez me sentí pequeñísima como mama. Tenía mucho que aprender, mucho camino por recorrer, tenía que trabajar mucho para aprender cada detalle, lloré, patalié y fui aprendiendo. De pronto, 3 años después, logré quedar embarazada de mi segundo niño. Después de tres perdidas (que también me hicieron sentir como una mala mama) allí estaba, esperando a mi segundo hijo barón.  Que alegría! Durante el parto y después de 16 horas de trabajo infernal el niño nació y tomo líquido amniótico, tuve que dejarlo ir lo más rápido posible para que lo pudiesen ayudar a respirar. Como piensan que me sentí? “como la mejor mama de este mundo”? Mmmm, No, no realmente. Mi pequeño niño está en perfecta salud, tiene 4 meses cuando me entero que seré mama nuevamente.  Que alegría tan grande! Nuestra princesa viene en camino. Cuando ella nació yo estaba tan orgullosa, tan tan orgullosa!  Cuando llego la enfermera yo estaba lista! De pie con mi niña en brazos, comidita, durmiendo, recién cambiada, vestidita preciosa ella! Y la enfermera me pregunta: La niña está tomando suficiente leche?  Eh…….creo que sí? En fin, si la maternidad es evidentemente el camino más importante en mi vida, nunca tendré todas las respuestas,  nunca será una mama perfecta, y nunca ganaré el premio de la mejor mama del mundo. Pero, después de todo este camino me ha ensenado a ser una mejor persona, una mejor esposa, una mejor amiga, una mejor hija para mi mama. Encontré mi camino, mi verdadero camino es ser mama, ellos son mi prioridad y mi felicidad. Guardando este camino como prioridad me he encontrado como persona. Entendí que tratando de ser mejor mama, me convierto en una persona mejor, quiero ser un buen ejemplo para mis niños. Tomo decisiones importantes para nuestras vidas, para mí y siempre pensando en nosotros.

No les estoy diciendo que sea algo fácil de hacer, es una lucha constante con el adulto que vive en mí. Ya que dejándolo de lado, este adulto siempre está pasándome la cuenta y recordándome que “no soy gran cosa”, “que soy menos que los demás”, “que no tengo gran proyecto”, “que no tuve tiempo de arreglarme”, “que mis días son pocos productivos” y quizás hasta “poco interesante”, entre otras cosas.

Pasar estos últimos anos al lado de mis niños,  verlos crecer, aprender a caminar, a hablar, cada momento vale oro y no me arrepiento de haber tomado esta opción. Les estaré agradecida toda mi vida, porque es gracias a ellos que me conozco mejor y he aprendí a encontrar mi camino en la vida. Me reencontré con mi adulto interior. A veces cuando analizo mi vida, creo que necesitaba encontrar a la pequeña niña en mí antes de crecer y avanzar en la vida. Necesitaba a mis niños para encontrar mi camino de adulto, un camino bien pensado, bien reflexionado.

Elegí un camino de adulto ahora que mis niños están llegando a explorar el mundo exterior. Pero este camino lo elegí pensando en mi familia, en mi esposo y el adulto en mí. Y si no funciona y no es lo mejor para todos nosotros, no tengo miedo! Encontraré otro, porque con mis niños y mi príncipe azul puedo encontrar cualquier solución.

Gracias por apoyar al adulto en mí y por ayudarlo a lograr sus nuevos desafíos. Vuelta a los estudios en septiembre 2015!